Facultad de Ciencias. Politécnica de Chimborazo, Riobamba, Ecuador.
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Cuando una planta es atacada por un depredador, por ejemplo insectos, bacterias, hongos, no puede huir ni defenderse físicamente. En esta situación, muchas plantas han desarrollado métodos refinados que son tan eficaces como la fuga: la defensa química. Esta estrategia puede ser simple o elaborada. Algunas plantas sintetizan toxinas que envenenan a los herbívoros que las atacan, mientras otras, producen sustancias complejas que interfieren en el ciclo de desarrollo del atacante, con la capacidad de digerir los tejidos vegetales y otras simplemente los repelen. Muchas de las toxinas elaboradas por los insectos como mecanismo de defensa actúan como compuestos bioactivos en beneficio del hombre y de otros organismos vivos. Considerando estos aspectos, se realizó un estudio con muestras florísticas provenientes de las Estaciones Biológicas de Jatun Sacha (Napo), Fátima (Pastaza) y de zonas de la Provincia de Chimborazo. Se colectaron 46 plantas de las cuales se recabó información bibliográfica y etnobotánica de las personas que se encontraban laborando en las estaciones. De varios de los extractos alcohólicos de las plantas, se llevó a cabo una evaluación de toxicidad con el microcrustáceo Artemia salina, se buscó si poseían actividad antimicrobiana (antifúngica y antibacteriana usando microorganismos ATCC) y finalmente se evaluó la actividad insecticida sobre el Noctuidae Agrotis deprivata cuyos resultados serán reportados en el congreso.